Cuidarse nunca ha sido tan fácil. Hoy en día existen decenas de disciplinas más o menos gimnásticas para cuidar nuestro cuerpo y, muy importante, cuidar también nuestra mente.
El método Pilates, por ejemplo, es un sistema de entrenamiento físico y mental creado a principios del siglo XX por Joseph Hubertus Pilates, quien lo creó mezclando sus conocimientos sobre distintas especialidades como la gimnasia y el yoga.
Los beneficios del Pilates son extraordinarios: tonifica y moldea los músculos, corrige la postura, aumenta la elasticidad y reduce el estrés. Pero... ¿podría ser el Pilates todavía mejor? Parece ser que sí. El Pilates en el agua o Aquapilates une lo mejor de los dos mundos.
Al estar en el agua y no tener que soportar tu propio peso se evitan los impactos. Esto convierte al Pilates en el agua en una práctica ideal para todo aquel que quiera cuidar su cuerpo de forma suave y eficaz. Pero también para personas que sufren alguna molestia muscular, articular o necesitan recuperarse de una lesión.
El hecho de realizar estos ejercicios en el agua nos relaja y divierte. Primero porque nos saca de nuestro hábitat habitual. Y segundo porque los beneficios derivados de una sesión en el agua son múltiples: reduce el estrés, relaja, equilibra cuerpo y mente, da placer, nos hace felices, combate el calor, despierta los sentidos, ... Y estos beneficios repercuten directamente en nuestro aspecto y nuestra piel. Debemos saber que el estrés ataca al sistema inmunológico, pudiendo llegar a provocar alergias o rosetas en la piel. También interviene en el funcionamiento de la circulación sanguínea, provocando envejecimiento prematuro, arrugas en la frente y alrededor de la nariz, pérdida de firmeza y elasticidad... ¿necesitas más motivos?, ¿a que no? ¡al agua, patos! ;)
