Todos sudamos por la noche. Es una función natural que tiene el cuerpo para recuperarse, limpiarse y regenerarse. Y en la mayoría de los casos los sudores nocturnos ocurren cuando el organismo tiene que “regularse”.
Pero, a veces, esos accesos de calor desembocan en un sudor repentino y abundante, que pueden humedecer desde la frente hasta llegar a empapar la ropa de dormir y las sábanas.
A no ser que la sudoración se repita de manera continua e inexplicable, y esté acompañada de algún otro síntoma preocupante, no se debe dar excesiva importancia.
MOTIVOS MÁS HABITUALES
- El calor. El verano y el sudor van irremediablemente unidos.
- La ropa acrílica. Intenta que el pijama, el camisón y las sábanas sean de tejidos naturales.
- El exceso de abrigo.
- Los fármacos. Los fármacos usados para bajar la fiebre, como el ácido acetilsalicílico o el paracetamol, los provocan en algunas ocasiones. Además, todos los antidepresivos pueden producir sudoración nocturna como efecto secundario.
- Un colchón demasiado blando.
- El alcohol, las cenas copiosas, alimentos picantes, fuertes o muy condimentados.
- Los postres azucarados o con grasas saturadas por la noche.
- La ansiedad, las pesadillas y el estrés.
“¿QUÉ PUEDO HACER PARA NO SUDAR TANTO POR LA NOCHE?”
Toma una cena ligera y temprana, bebe agua, date una ducha relajante antes de acostarte, airea la habitación, no te abrigues demasiado y procura crear un ritual nocturno de tranquilidad y paz. Para conseguirlo puedes atenuar la luz, escuchar música relajante y beber una infusión templada.
Y sobre todo piensa que sudar es normal. Una actividad del cuerpo tan natural como comer o respirar. Aceptar nuestro cuerpo, su funcionamiento y su belleza nos ayudará a relajarnos, a querernos más y a ser más felices. Actitud #SmartAging.