Cenar tarde ya no se lleva

Cenar tarde ya no se lleva

Como las hombreras o los calcetines blancos, cenar tarde ya no se lleva. No solo porque nos hemos actualizado igualando nuestros horarios con nuestros vecinos europeos, sino porque cenar tarde no nos sienta bien.

Que levante la mano quién no se ha ido a la cama tarde inmediatamente después de cenar y no ha dicho al día siguiente: “he pasado la noche del loro”. Pues eso. Adelantando la hora de la cena todo eso se ha terminado.

Y no solo eso. Nuestro organismo baja sus biorritmos a partir de las 9 de la noche. Si cenamos más tarde de esa hora nuestro organismo realiza un sobreesfuerzo, absorbiendo y digiriendo peor los alimentos. El resultado es aumento de peso, pero también de los niveles de insulina y de colesterol. Además, afecta negativamente al metabolismo de la grasa y a las hormonas implicadas en enfermedades del corazón, diabetes y otros problemas de salud.

¿Cuántos motivos más necesitas para adelantar el reloj?

Los más sibaritas lo llaman ayuno nocturno saludable. En MartiDerm, según nuestro estilo de vida #SmartAging, lo llamamos sentido común. Cenar dos o tres horas antes de acostarte le da a tu metabolismo la oportunidad de digerir los nutrientes y permite que te sientas mucho más livian@ en el momento de irte a dormir. Esto significa que tendrás un sueño más profundo y reparador, y evitarás pesadillas o sueños perturbadores.

De hecho, según los expertos, nuestro organismo está “programado” para sentir hambre entre las 5 y las 7 de la tarde; este es el momento en el que nuestro cerebro nos envía señales de que debemos cenar. Pero en vez de ir pensando en la cena solemos echar mano de cualquier snack.

El resultado de este comportamiento deriva directamente en que la cena termina por servirse mucho más tarde de lo normal. A su vez contribuye a que vayas a dormir con el estómago lleno, más tarde y seas más susceptible a: las pesadillas, la hinchazón, la acidez y el sobrepeso.

Para evitar esto, cuando sientas ese deseo irrefrenable de comer algo entre las 6 o 7 de la tarde, come una pieza de fruta o un yogur y adelanta el horario de la cena­ a las ocho y media.

¿Y qué cenar? Las comidas ideales son aquellas que contienen verduras, hidratos de carbono en forma de arroz o pasta integral y carnes magras (pescado o pollo sin piel).

¿Y en qué proporción? La mitad del plato, verduras. En un cuarto del plato, hidratos de carbono y, en el último cuarto, la proteína.

Y no es que cenar pronto sea realmente un placer.

Es que sentirse bien es un placer.

Y eso es #SmartAging.

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