Si bien es cierto que el efecto del tiempo afecta directamente a nuestro rostro de forma generalizada y progresiva, veremos cómo tratar nuestra piel para defendernos y adelantarnos al paso del tiempo.
La piel a medida que el tiempo ejerce acción sobre ella, envejece. Pero realmente ¿qué sucede? La piel pierde elementos fundamentales que la hacen lucir más firme, sana e hidratada. Lo que ocurre es que decrece su función regeneradora, requiere más oligoelementos para su correcta nutrición y pierde la tan esencial función barrera no consiguiendo conservar la hidratación que requiere.
Observamos entonces que la fatiga crea rasgos de cansancio objetivos: como las ojeras, tez pálida, sin luz… Esto es debido a las múltiples agresiones a las que diariamente la piel del rostro está expuesta que no son correctamente tratadas. Es entonces cuando decimos que pierde vitalidad y luminosidad, se deshidrata y el cansancio se vuelve visible. Es necesario luchar contra estos signos de envejecimiento.
¿Qué debo evitar?
En este caso, una buena defensa es un buen ataque. Y es que es en la prevención donde radica claramente la base del tratamiento.
- - Nutrición baja en vitaminas: Dietas pobres en verduras y una baja ingesta hídrica provocan que la matriz extracelular tenga menos elementos con la que regenerarse.
- - Fatiga profesional y personal: El stress diario físico y mental provoca una cascada de inflamación tisular que evita que la función regeneradora de la piel se lleve a cabo de forma eficiente y continua.
- - Exposición continua a cambios de temperatura o contaminación ambiental: Si afrontamos nuestra piel a agresiones climáticas todos los días y no la protegemos es fácil que perdamos función barrera.
Estas agresiones diarias que parecen leves pero que son continuas, alteran la capa córnea y deshidratan la epidermis, debilitándola y agotando sus reservas fisiológicas, contribuyendo así a que se combinen ambos efectos: fatiga y envejecimiento.
¿Qué debo hacer?
La rutina que os proponemos es sencilla y aportará a vuestra piel de esos elementos necesarios para que esté correctamente estimulada y se refuerce ante el efecto del envejecimiento otorgándole resistencia, firmeza y energía.
- Limpieza diaria: Mañana y noche
No lo dudes, es básico. Realizar un buen proceso a la hora de desmaquillarse es fundamental para evitar fricciones innecesarias que arremeten contra la estructura de la piel.
- Sérum facial
Debemos utilizar productos que den vitalidad a nuestro rostro de forma rápida y eficaz. Utilizar emolientes suaves con textura tipo gel, que tengan una función aportará hidratación profunda a la piel.
- Hidratación
Una crema hidratante ayudará a enfatizar en la función de prevención de aparición de líneas de expresión y las tan temidas arrugas. Favorecerá la regeneración celular. Y sobretodo, no te olvides de los ojos y de utilizar un producto adecuado para ellos.
- Exfoliación
Al menos 1-2 veces por semana permitiendo deshacernos de esas células muertas en el estrato corneo y que no permiten el recambio celular de dentro hacia fuera.
- Dieta: Complejos vitamínicos
Aliméntate de forma saludable y mantente hidratada, toma mucha agua, aléjate de los malos hábitos y bríndale a tu piel la frescura que se merece.
Aportar de forma continua elementos como el gingseng, el Magnesio, la Vitamina C y las vitaminas del complejo B5, actúan como fuente de energía para la piel.